Aromas, sabores y colores Mediterraneos
La cocina de Castellón es como sus gentes, de la tierra y del sabor de los encantos que producen la riqueza que rodea a la ciudad, desde sus cultivos hasta el mar. La dieta mediterránea se plasma en cada plato de la cocina castellonera, donde los productos naturales son tratados en los fogones con el máximo esmero para que sus comensales no sólo se alimentara, sino que degustarán cada bocado como una ambrosia.
De esta forma, la persona que llega a Castellón, no puede dejar de probar sus ensaladas, arroces, su pescado, su platos estofados con el tiempo de cocción que da la paciencia de la cocinera y el cocinero y por supuesto sus dulces.
Porque en Castellón, no ha habido nunca discriminación en el protagonismo a la hora de preparar una buena comida. De hecho, entre amigos es tradicional que sean los hombres los que cocinen para todos, en una reunión, la paella o la fideuá en un alarde de saber estar ante las brasas.
Pero ante todo para disfrutar de la cocina castellonense, lo primero que hay que tener es hambre y tiempo. Porque un buen yantar al estilo de la Plana, no puede por menos que merecer una buena sobremesa, una buena conversación y si las obligaciones lo permiten, una buena siesta.
Una gastronomía que tiene como ingredientes primeros los productos del campo, con aceite de oliva fruto de las tierras del interior de la provincia, un con fruta exquisita procedente de los extensos cultivos de naranjas donde podremos encontrar cerca de un centenar de variedades entre naranjas y mandarinas.
De esta forma, la persona que llega a Castellón, no puede dejar de probar sus ensaladas, arroces, su pescado, su platos estofados con el tiempo de cocción que da la paciencia de la cocinera y el cocinero y por supuesto sus dulces.
Porque en Castellón, no ha habido nunca discriminación en el protagonismo a la hora de preparar una buena comida. De hecho, entre amigos es tradicional que sean los hombres los que cocinen para todos, en una reunión, la paella o la fideuá en un alarde de saber estar ante las brasas.
Pero ante todo para disfrutar de la cocina castellonense, lo primero que hay que tener es hambre y tiempo. Porque un buen yantar al estilo de la Plana, no puede por menos que merecer una buena sobremesa, una buena conversación y si las obligaciones lo permiten, una buena siesta.
Una gastronomía que tiene como ingredientes primeros los productos del campo, con aceite de oliva fruto de las tierras del interior de la provincia, un con fruta exquisita procedente de los extensos cultivos de naranjas donde podremos encontrar cerca de un centenar de variedades entre naranjas y mandarinas.